COP30: El miedo en México y la esperanza en Brasil

Mientras los líderes mundiales alistan los detalles técnicos para la COP30, hay una variable ausente en las mesas de negociación: el pulso emocional de la sociedad.  

Un estudio de Latam Intersect PR y Delta Analytics -que analizó más de mil millones de interacciones digitales en América Latina mediante inteligencia artificial- descubre que las emociones colectivas operan como un interruptor silencioso que puede activar o paralizar la acción climática.

La investigación revela una geografía emocional fracturada: donde Brasil alberga esperanza (32% de las menciones), México navega entre el miedo (24%). 

Estos patrones, capturados sin preguntas dirigidas mediante la plataforma Associative HyperSearch™, exponen una verdad incómoda: los discursos oficiales sobre el clima están desconectados del sentir ciudadano. 

«Los termómetros miden grados, pero son las emociones las que miden la urgencia real», advierte Claudia Daré, directora del estudio. El dato crudo: cuando los medios mexicanos exacerban el catastrofismo (superando incluso la ansiedad espontánea de la población) o cuando la prensa brasileña edulcora la crisis, se erosiona el puente entre la ciencia y la calle. 

La advertencia para la COP30 es clara: sin mapear estas corrientes emocionales, incluso los acuerdos más ambiciosos podrían naufragar en la indiferencia. Porque como muestra el análisis, detrás de cada estadística hay rostros que sienten -no solo comprenden- la crisis climática. 

Los informes de Emotional Analytics -una herramienta desarrollada para analizar emociones en tiempo real- permiten mapear reacciones colectivas ante cualquier tema, sin influenciar las conversaciones.

A diferencia de los análisis de sentimiento tradicionales, esta tecnología no evalúa preferencias o valoraciones, sino que identifica emociones puras -como miedo, alegría, sorpresa o ira- asociadas espontáneamente a marcas, crisis o problemáticas. 

Mediante el monitoreo de plataformas digitales (redes sociales, noticias y web abierta), detecta los detonadores emocionales que impulsan acciones, ofreciendo insights clave para estrategias de comunicación o gestión de crisis en cualquier idioma o región. 

Los datos pintan un retrato emocional contrastante: mientras Brasil navega las conversaciones climáticas con un 32% de menciones teñidas de expectativa positiva -casi un tercio de su diálogo digital-, México enfrenta la crisis con un pulso distinto.  

Allí, el miedo domina el 24% del discurso público, superando incluso la esperanza (19%). Esta brecha emocional no es un detalle anecdótico: revela cómo una misma crisis climática se fractura en realidades psicológicas opuestas al cruzar fronteras.  

«Las emociones son el combustible de la acción», señala Claudia Daré, fundadora de Latam Intersect PR. «Ignorarlas es construir sobre arena».

La investigación también detectó una desconexión crítica entre los medios y las audiencias. En México, la prensa amplificó narrativas de catástrofe, superando incluso el temor ya presente en la ciudadanía.  

En Brasil, los medios fueron más optimistas que la población. Esta divergencia, advierten los expertos, puede generar desconfianza y paralizar la movilización social. 

En Brasil, el entusiasmo mediático (35% de tono positivo) superó en 7 puntos porcentuales al optimismo ciudadano (28%). México presenta el fenómeno inverso: mientras la población expresaba preocupación moderada (22% de menciones con tono alarmista), los medios amplificaban el catastrofismo (31%).  

Esta distorsión en la intermediación informativa no es inocua: cuando la prensa pierde sintonía emocional con su público, socava la credibilidad de las instituciones y vacuna contra los mensajes ambientalistas. 

El profesor David Midgley, líder del equipo de Delta Analytics, enfatiza: «No basta con medir grados o emisiones; hay que entender el paisaje emocional».  

Los datos muestran que emociones como el miedo o la anticipación pueden impulsar -o bloquear- cambios de comportamiento. Por ejemplo, en Brasil, la expectativa positiva sugiere una ventana para campañas que vinculen soluciones climáticas con oportunidades económicas.

En México, el enfoque debería ser distinto: gestionar el miedo sin minimizar la urgencia. 

La metodología Associative HyperSearch™ analiza emociones en tiempo real, ofreciendo a gobiernos y organizaciones un mapa para diseñar mensajes que resuenen. «No es sobre manipular, sino sobre conectar», explica Daré.  

«La COP30 será recordada no solo por sus acuerdos, sino por cómo lograron calar en la gente». 

Con información de WIRED  

Foto: Eyepix Group/ Getty Images

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reddmemp

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