ZHENGZHOU, CHINA - JULY 21: Aerial view of submerged cars and bicycles in a flooded street on July 21, 2021 in Zhengzhou, Henan Province of China. The heavy rain across Henan Province began on July 16, with Zhengzhou being one of the hardest-hit areas. (Photo by Zhang Zong/VCG via Getty Images)
Las últimas semanas nos han dejado ver lo letales que se pueden convertir las inundaciones en tan solo algunos minutos. Las autoridades de Texas están bajo escrutinio por una serie de negligencias a financiar sistemas de alerta temprana para inundaciones repentinas en una zona donde las lluvias repentinas e intensas son frecuentes. Al mismo tiempo hemos visto las consecuencias de lluvias torrenciales en Nueva York y en otras ciudades del noreste de Estados Unidos.
Y es que este es un buen momento para reflexionar sobre la verdadera complejidad que implica poder alertar correctamente sobre una posible inundación. Más allá de que nuestros sistemas de alerta dejen mucho que desear, el fenómeno en sí implica un alto grado de impredecibilidad. Y el hecho de que la crisis climática ocasione que se vuelvan más letales que nunca lo dificulta aún más. Muchas veces no es hasta pocas horas antes de la inundación que realmente sabemos que sucederá.
Expertos mundiales en sistemas de alerta temprana afirmaron que existen pocos ejemplos de lugares en el mundo que dominen la coreografía de pronóstico y comunicación necesaria para prevenir la pérdida de vidas en eventos de lluvia extrema. Y en muchos casos, como en Texas este mes, un pronóstico preciso por sí solo no es suficiente para prevenir calamidades.
Tanto los países ricos como los pobres han lidiado con la financiación de sistemas que, en última instancia, fallan o generan suficientes falsas alarmas como para erosionar la confianza pública.
Por ejemplo, en Valencia, , la falta de suficientes alertas contribuyó a una catástrofe donde más de 200 personas murieron en inundaciones repentinas el año pasado. Se había implementado un sistema de alerta, pero no se activó hasta que ya era demasiado tarde.
Existe un grave problema de alertas repentinas porque las inundaciones repentinas son muy difíciles de predecir. Y son bastante poco frecuentes en la mayoría de los lugares, por lo que es difícil motivar la inversión. Pero, por supuesto, con el cambio climático, también se están volviendo más fuertes y comunes.
Las inundaciones en zonas urbanas también están en aumento: en los últimos días, las lluvias torrenciales en Tokio inundaron carreteras e interrumpieron los servicios de tren. El sistema de prevención que ahora tienen es un ejemplo a seguir en cómo deberíamos de pensar en los desastres en el futuro.
Las inundaciones en el noreste de Estados Unidos (especialmente en Nueva York y Nueva Jersey) son también ejemplo de la poca infraestructura que existe incluso en estados ricos para prevenir los desastres.
Las Naciones Unidas se han fijado el objetivo de que todo el mundo esté cubierto por sistemas de alerta temprana para todo tipo de desastres naturales para finales de 2027. Actualmente, solo la mitad de los países del mundo han implementado dichos sistemas, aunque esto representa casi el doble de la cifra de la última década.
En Bangladesh, un país de baja altitud que registra algunas de las precipitaciones más altas del mundo, las autoridades llevan un cuarto de siglo intentando mejorar sus sistemas de alerta temprana de inundaciones repentinas.
La mayoría de las inundaciones repentinas de este país se originan al otro lado de la frontera, en las colinas de la India, lo que requiere una estrecha cooperación internacional. El gobierno trabaja con mezquitas, organizaciones comunitarias locales y proveedores de telecomunicaciones para difundir mensajes urgentes de todas las maneras posibles.
La mayoría de los sistemas de alerta temprana se implementan sólo después de que ocurren los desastres. Y las respuestas a menudo asumen que el próximo desastre será similar al último, pero con la intensificación del cambio climático, esa es una perspectiva inestable.
Según los expertos, no hay una sola razón por la que las inundaciones repentinas estén empeorando y que las lluvias extremas estén provocando situaciones de inundaciones repentinas de alto riesgo, sino que se debe a una serie de factores.
La realidad es que la crisis climática ha incrementado la posibilidad de que estas tormentas retengan más agua y tengan mayores tasas de lluvia. Las precipitaciones se están volviendo más intensas y caen en períodos cortos, en parte debido a que la atmósfera más cálida retiene más humedad. La realidad es que en muchos casos los sistemas de meteorología sí han podido ver venir las lluvias, pero lo hacen en un momento en el que muchas veces ya no se puede hacer nada. Y si no existen sistemas de alerta adecuados, lo más probable será que las
Como resultado, en lugar de que la infraestructura tenga que lidiar con dos pulgadas de lluvia durante un período de tiempo más largo, ahora podría enfrentar dos pulgadas en una hora, lo que potencialmente provocaría inundaciones en los sistemas de metro, sobrecarga en los sistemas de drenaje o desbordamientos de los ríos.
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