El problema con las baterías de litio

Las baterías de litio y de iones de litio son más complicadas de lo que parece, y uno de los problemas más grandes ha sido la alta dependencia que hemos generado con ellas. Se ha vuelto común verlas como salvadoras ambientales, ya que nos permiten disminuir nuestra dependencia de combustibles fósiles. Gracias a su efectividad ha sido posible hacer la transición a vehículos eléctricos y otras tecnologías menos dañinas con el medio ambiente.

Vale la pena mencionar que los materiales necesarios para crear estas baterías (ingredientes como el litio, el cobalto y el níquel) presentan sus propios desafíos ambientales. Esto se debe a que los procesos utilizados para extraer estos metales pueden ser sumamente dañinos para el medio ambiente y las comunidades locales.

Las diferencias entre las baterías de litio y de iones de litio

La principal diferencia es que las baterías de litio no son recargables, mientras que las baterías de iones de litio se pueden recargar muchas veces sin perder demasiada función.

Las baterías de litio son útiles para dispositivos de larga duración, ya que mantienen la carga durante un período de tiempo significativo. A menudo se utilizan en marcapasos y otros dispositivos médicos electrónicos implantables importantes, ya que pueden conservar su energía durante 15 años o más.

Sin embargo, debido al alto costo de producir una batería de litio y al hecho de que una batería de litio suele durar más que la vida útil de un dispositivo, a menudo se prefieren las baterías de iones de litio.

Las baterías de iones de litio son el tipo de batería recargable más común en la actualidad. Son las que encontramos en nuestros teléfonos móviles, audífonos inalámbricos, laptops e incluso coches eléctricos. Básicamente cualquier dispositivo que requiera una batería recargable.

Las baterías de iones de litio se han vuelto tan populares porque son una de las baterías más energéticas y confiables que existen (incluso considerando que ocasionalmente se sobrecalientan y se incendian).

Lo que ambas baterías tienen en común es que dependen de una serie de materias primas, como litio, grafito, níquel, cobalto y manganeso.

Extracción de litio

Y a pesar de que las baterías de litio nos permiten dejar de depender demasiado de los combustibles fósiles y dar pie a energías más limpias, estas son dañinas para el medio ambiente debido al impacto ambiental negativo que provoca la extracción de litio.

Existen dos métodos principales de extracción comercial de litio: la extracción de salmuera en salares y la minería a cielo abierto.

La mayor parte de la producción comercial actual de litio se extrae de salinas. La mayoría de estos depósitos subterráneos de salmuera se encuentran en lo que se conoce como el Triángulo del Litio, un área a lo largo de las fronteras de Bolivia, Argentina y Chile que es rica en este metal. Se cree que esta zona contiene alrededor del 67% de las reservas de litio conocidas del mundo.

La recuperación de litio utilizando salmueras de salinas es un proceso relativamente simple. El agua salada se bombea a la superficie desde depósitos de agua subterráneos, donde se almacena en una serie de estanques de evaporación. Gradualmente, durante un período de entre 12 y 18 meses, el agua de estos estanques se evapora, dejando una salmuera con una alta concentración de litio.

Por otro lado, está la extracción de roca dura. Este es un proceso mucho más complejo e intensivo que la extracción de salmuera del salar.

Australia alberga la mayoría de las operaciones mineras de litio del mundo, aunque también existen operaciones más pequeñas en Brasil, Portugal, Sudáfrica y China.

La extracción de roca dura implica la extracción de minerales que contienen litio. Una vez extraído el mineral, se tritura y se calienta a alta temperatura. Luego, el mineral se enfría y se muele antes de calentarlo nuevamente con ácido sulfúrico. Este proceso se conoce como lixiviación ácida y permite extraer el litio.

Daño ambiental

Es importante mencionar que cualquier tipo de extracción de recursos es perjudicial para el medio ambiente, por lo que la extracción de litio no es una excepción. La eliminación de materias primas provoca la erosión del suelo, escasez de agua, pérdida de biodiversidad, daños a los ecosistemas y liberación de emisiones de carbono. Esto sin mencionar los abusos a los derechos humanos que muchas veces suceden dentro de la industria minera, al igual que la manera en la que suele practicarse en comunidades de bajos recursos para poder implementar condiciones de trabajo más duras.

Otra fuente potencial de daño ambiental, cuando se trata de la extracción de litio, es el riesgo de fugas de sustancias químicas tóxicas. Es posible que los productos químicos nocivos contenidos en las piscinas de evaporación de las instalaciones de extracción de salmuera de las salinas se filtren a los suministros de agua locales. La extracción de agua del subsuelo en esta escala puede tener consecuencias altamente graves que todavía ni siquiera conocemos debido a que no se había hecho una extracción tan intensa en el pasado.

Y a esto se suma el hecho de que, las baterías de litio son sumamente contaminantes al momento de desecharse y por lo general todavía no encontramos una manera sustentable de deshacernos de ellas, a pesar de los beneficios pasajeros que puedan conllevar.

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