Los rascacielos como amenaza para las aves

El 4 de mayo de 2017, 395 aves migratorias murieron después de estrellarse contra una torre de oficinas en Galveston, Texas. La mayoría de ellos eran currucas: pájaros pequeños y coloridos que abundan particularmente en Texas. Habían estado en su migración de regreso a casa en primavera, un viaje que los lleva desde sitios de invernada al sur, como México, hasta sitios de anidación tan al norte como Canadá, según la Sociedad Nacional Audubon, un grupo de conservación de aves con sede en Estados Unidos.

Para las aves, Texas es un importante estado de paso elevado: aproximadamente 2 mil millones de aves, o una de cada tres aves que migran a través de los EE. UU., vuelan a través de este estado en la primavera. Está cómodamente situado en la convergencia de dos rutas migratorias principales: las amplias rutas norte-sur que muchas especies diferentes de aves utilizan para migrar. Tanto la ruta migratoria de América Central, que se extiende desde el Ártico canadiense hasta el extremo sur de Argentina, como la ruta migratoria del Mississippi, rica en vías fluviales y amada por las aves acuáticas migratorias, pasan por Texas.

Aves y rascacielos: una mala combinación

Sin embargo, como lo demuestran el caso de Galveston y los accidentes masivos de aves en otras ciudades de Estados Unidos, los grandes edificios iluminados pueden representar una amenaza desproporcionada, matando cientos de aves a la vez, debido a la gran escala de cada uno. En octubre de 2023, casi 1,000 aves murieron en una sola noche durante su migración de otoño al chocar contra un centro de convenciones junto a un lago en Chicago.

La influencia de la luz artificial en los espacios urbanos es un fenómeno que ya es conocido en relación a las aves, pero aún no se comprende del todo. Las aves tienden a migrar de noche y utilizan las estrellas para orientarse, mientras que durante el día utilizan la posición del Sol. Durante la migración nocturna, a menudo se les ve reuniéndose o chocando contra ventanas y estructuras iluminadas, o reuniéndose alrededor de rayos de luz proyectada. El resplandor artificial de las ciudades también parece atraerlas para hacer escala. Una explicación es que generalmente pueden volar hacia fuentes de luz, pero también que la luz artificial los confunde, atrapa y desorienta.

A partir de esto, varias ciudades en Estados Unidos y Canadá adoptaron campañas para apagar las luces innecesarias de estos edificios por la noche durante épocas estratégicas del año para no intervenir con la migración de las aves, al mismo tiempo también realizaron talleres en Galveston para educar a la comunidad sobre los patrones de aves migratorias en la parte de la costa del Golfo de Texas.

Hoy en día, la mayoría de las ciudades contienen mayormente edificios de vidrio: este material ocupa alrededor del 60% de la superficie de las paredes exteriores. Estos edificios no dependen de marcos visibles, como en el pasado, y tienen ventanas que generalmente no se pueden abrir (por razones de seguridad humana). 

Los pájaros no pueden reconocer los reflejos de la luz del día y, a través de su visión, el vidrio no aparenta ser sólido sino una continuación del espacio vacío. Si está claro, lo ven como la imagen más allá del cristal. También pueden quedar atrapados en patios sin salida: los espacios abiertos con extremos cerrados son trampas.

Por la noche, el problema es la luz de los edificios, que puede desorientar a las aves. Los pájaros se sienten atraídos por las luces por la noche. Las paredes de cristal actúan entonces simplemente como objetivos.

A causa de estas amenazas y quiénes han podido verlas, cada vez son más populares los métodos para tratar las ventanas existentes pensando en la seguridad de las aves. Feather Friendly, una empresa de Toronto, vende una película de vinilo que los propietarios de viviendas y edificios pueden utilizar para fijar pequeños puntos en sus ventanas. Esta empresa se dedica a buscar soluciones que permitan que los edificios no amenacen la vida de las aves sin sacrificar la apariencia de los mismos. Sus productos se centran en aplicaciones amigables al usuario que son apenas perceptibles para los humanos pero muy eficaces para permitir que los pájaros «vean» las ventanas (a través de puntos y relieves, evitando que sean completamente reflexivas) permitiéndoles evitar colisiones mortales.

 La empresa afirma que sus ventas se han multiplicado por veinte en los últimos cinco años. Los estudios sugieren que los tratamientos para ventanas funcionan. En un estudio publicado en 2022, un investigador aplicó puntos al costado de marquesinas de vidrio para autobuses y descubrió que reducían las colisiones de aves en un 64%.

Hasta ahora, el uso de vidrio apto para pájaros ha sido en su mayoría voluntario y se ha utilizado principalmente en edificios públicos como el Centro de Convenciones Jacob Javits en  Nueva York, o en colegios y universidades, incluidas las torres de dormitorios de la Universidad de Chicago. Sin embargo, cada vez más ciudades e incluso algunas comunidades más pequeñas están adoptando ordenanzas que requieren estas características.

Esto abona a la creencia que deberíamos adoptar para todas las industrias productos que creamos como sociedad: saber que debemos de diseñarlos no solo con nuestras necesidades en cuenta, sino también aquellas de las demás especies con las que convivimos. La idea de que algo pueda ser muy conveniente y/o estético para nosotros no significa que no pueda ser una amenaza para las demás especies, como hemos visto con los pájaros, abejas y las cientos de especies a las que estamos decimando por nuestra conveniencia.

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