Una científica del clima es elegida presidenta de un país petrolero

México es el undécimo productor mundial de petróleo. Se ha visto afectado por una ola de calor mortal. Ahora, ha elegido como presidenta a una mujer con un pedigrí poco común: una científica del clima de centroizquierda con un doctorado en ingeniería energética llamada Claudia Sheinbaum. 

Sheinbaum no es ajena a la política ni a las crisis ambientales. Fue alcaldesa de la Ciudad de México, una vibrante área metropolitana de 23 millones de habitantes que enfrenta una grave crisis de agua. Ayudó a redactar los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, los amplios documentos de las Naciones Unidas que han advertido al mundo sobre los peligros de la quema de combustibles fósiles.

Sheinbaum tendrá que equilibrar numerosas pruebas, a veces contradictorias, cuando asuma el cargo. Los presupuestos federales son ajustados. La demanda de energía está aumentando. La compañía petrolera nacional de México está fuertemente endeudada. Enfrentará los desafíos de la pobreza, la migración, el crimen organizado y las relaciones con el próximo presidente de los Estados Unidos. 

Sería una locura predecir lo que hará, pero vale la pena mirar lo que ha dicho y hecho en temas de energía y medio ambiente en lo que va de su carrera. 

Como jefa de Gobierno de la Ciudad de México, comenzó a electrificar la flota de autobuses públicos de la ciudad. Instaló un enorme panel solar en la azotea del principal mercado mayorista de la ciudad. Amplió los carriles bici, haciendo permanentes varios kilómetros de caminos emergentes de la era de la pandemia. 

Ha sido criticada por ambientalistas por respaldar uno de los proyectos de infraestructura más controvertidos del país, el llamado corredor del Tren Maya, de 1.500 kilómetros, que atraviesa bosques y sitios arqueológicos para conectar sitios turísticos como Cancún con áreas rurales en la península de Yucatán.

En cuanto al sector energético de México, Sheinbaum dijo en la campaña electoral que quería expandir la infraestructura de energía renovable, a diferencia de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador. Pero también dijo que continuaría apoyando a la petrolera estatal mexicana, Petróleos Mexicanos (Pemex), y la mantendría bajo control estatal. 

Pemex produce poco menos de 2 millones de barriles de petróleo al día. Sheinbaum ha dicho que mantendría esos niveles, al tiempo que ampliaría la misión de la compañía para incluir la producción de litio. El litio es un componente clave en las baterías eléctricas y fundamental para la transición mundial hacia una energía más limpia. 

López Obrador ha limitado las inversiones privadas en proyectos de energía renovable, incluso de Estados Unidos, y si Sheinbaum continuara con esa política, eso podría ralentizar significativamente la transición a la energía limpia del país. 

«Claudia es una científica del clima y, a diferencia de su mentor, AMLO, cree en la descarbonización y en impulsar las energías renovables», dijo Shannon O’Neil, especialista en México del Consejo de Relaciones Exteriores, refiriéndose a López Obrador por sus iniciales. «Pero también es una estatista, que quiere que la transición energética de México sea liderada y controlada por empresas estatales con problemas de liquidez».

Pemex está fuertemente endeudado, y aún no está claro si el gobierno puede seguir apuntalándolo. «El próximo presidente tendrá que encontrar una solución para ‘arreglar’ los problemas de la compañía, ya que su condición actual es insostenible», dijo S&P Global, una firma de investigación de materias primas, en un análisis este año. 

Sheinbaum también tendrá que sopesar qué papel quiere jugar México para promover las ambiciones de Estados Unidos de ser el principal proveedor mundial de gas licuado. Las compañías de gas estadounidenses están tratando de construir terminales de exportación a lo largo de la costa mexicana para enviar gas a Asia. Si todos se construyen, como está previsto, se ampliarían enormemente las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta y, según los defensores del medio ambiente, se amenazarían los ecosistemas sensibles. 

Entre los muchos trabajos académicos publicados de Sheinbaum se encuentran artículos que examinan cómo México puede hacer la transición energética de uno que se basa casi exclusivamente en combustibles fósiles a energías renovables como la eólica, la solar y la geotérmica. 

Su trabajo académico también explora las consecuencias sociales. Un artículo de 2015, por ejemplo, analizó los conflictos que estallaron en el estado de Oaxaca, relativamente pobre y con una gran población indígena, después de que se llegara un proyecto eólico. Recomendó que se estableciera una política nacional basada en la información recibida por las comunidades locales.

«El desarrollo de la energía eólica en México ha sido complejo y polémico; el gran aumento de la energía eólica en Oaxaca ha creado conflictos sociales en Oaxaca, que incluso podrían detener el desarrollo de nuevos proyectos eólicos en la región», dijo el periódico, y agregó que el caso muestra «la necesidad de una política nacional y regional». 

Su trabajo como presidenta tendrá que considerar compensaciones similares. Excepto que no serán académicos. 

El 3 de junio de 2024 se realizó una corrección: una versión anterior de este artículo indicaba incorrectamente el campo del doctorado de la Sra. Sheinbaum. Tiene un doctorado en ingeniería energética, no en ingeniería ambiental. 

Con información del New York Times 

Foto: Fred Ramos

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